Wednesday, June 2, 2010

Entrenador: Nota para un diccionario futbolístico


También recibe el nombre de Director Técnico o Estratega. Describir sintéticamente su oficio puede ser un dolor de cabeza si no apelamos a la vaguedad y la dispersión. Digamos por ello, que el entrenador es el encargado de crear y desarrollar un equipo en términos de estilo, preparación física y estrategia de juego; todo esto en un nivel ideal, porque en no pocas ocasiones el entrenador hace exactamente lo contrario. Para ahondar un poco más en la idea del entrenador, veamos algunos ejemplos concretos:

Telé Santa (entrenador de Brasil en 1982).- Su emblema era la libertad, es decir, no sacrificaba el talento de sus jugadores en nombre de los resultados, sino todo lo contrario, el resultado tenía que ser la consecuencia natural de la calidad del juego. El mundo no es ideal, y por ello Brasil perdió ante Italia en el Mundial de España. La afición siempre lo recordará porque fue el último entrenador que contemplaba el fútbol como fenómeno estético. El despliegue de su equipo, más que deportivo, era dancístico: lo prueba el ritmo pausado y sabio que le imponía al juego Sócrates, el maravilloso trato de balón de Zico y Eder, el vuelo más que el movimiento lateral de Falcao y la magia de Junior. En 1974, Holanda había revolucionado el fútbol. Telé Santana intentó regresar a la fuente primordial de la belleza, esa que ilustra el Brasil del 70, pero el suyo fue un intento agónico que resalta una vez más la belleza de ciertos fracasos.

Carlos Alberto Parreira (entrenador de Brasil en 1994).- Todo aquello que hizo Telé Santana, vino a deshacerlo Carlos Alberto Parreira. Con él se acabó el lujo, el preciosismo, el ritmo pausado y sobre todo el riesgo. Brasil se convirtió en un equipo conservador capaz de ganar incluso por penales. La final del Mundial de 1994 fue la más horrible que registra la historia del fútbol, y lleva la firma de Parreira, que entiende a la perfección que el fútbol, más que arte, es negocio. A Parreira no podía tocarle un jugador culto y socialista como Sócrates, sino un dictador como Dunga; su fútbol no puede ser de izquierda, sino necesariamente de derecha: es un fútbol tacaño que elabora en función del resultado y que limita el potencial del individuo en nombre del equipo; aunque hasta ahora no se sabe si el Brasil de 1994 tenía algún individuo en sus filas.

Luiz Felipe Scolari (entrenador de Brasil en 2002, y de Portugal en 2006).- Al pragmatismo de Parreira, Scolari le sumó la dura verdad de la lucha libre. El fútbol, según su entender, comprende, además de las destrezas usuales, la maña para el torniquete y la patada voladora, el escupitajo escondido, los insultos acompañados de pellizcos obscenos y la falta como parte esencial de la estrategia. El gran mérito de Scolari consiste en haber integrado el juego sucio a su esquema en un contexto que por naturaleza lo rechaza, es decir, allí donde el talento sobra. Ver a Deco aplicando un codazo o una patada traidora es tan absurdo como ver a Bilardo leyendo un libro de poesía.

Carlos Salvador Bilardo (entrenador de Argentina en 1985).- Si Bilardo fuera una invención literaria, sería parte de una Historia barrial de la infamia. Su mayor delito lo cometió en 1985, durante el partido que Argentina jugaba contra Perú por las eliminatorias al Mundial de México. Argentina era Maradona, Valdano y 9 obreros de limitado talento; Perú tenía por lo menos 6 jugadores de gran calibre y uno de baja ralea. El resultado fue lógico hasta el último minuto: Perú ganaba 2-1. Y así hubiera terminado el encuentro, si Bilardo no hubiera visitado los arrabales de Buenos Aires la noche previa al encuentro. Allí encontró a Julián Camino, que acababa de afilar su chaira. El sujeto, que más sabía de navajas que de pelotas, entró al partido por apenas diez minutos, con el único objetivo de volarle la pierna a Franco Navarro, la estrella del fútbol peruano. Con esa miserable canallada comienza la gloria de Bilardo, que se coronó campeón en México por esas injusticias que saturan la historia del fútbol.

Sven Goran Erickson (Inglaterra 2002-2006).- La filosofía de Sven Goran Erickson podría sintetizarse de esta manera: un inglés puede jugar con la frialdad de un sueco. Verdad que no corrobora la pasión de las tribunas. En Inglaterra el fútbol es tan importante como la política y la economía, y si en sus batallones futbolísticos se cuenta con talentos como Lampard, Beckham, Gerrard, Owen, Cole y Rio Ferdinand, el fracaso es como la malversación de fondos. Erickson no fue el vikingo que todos esperaban, sino un respetuoso producto de la socialdemocracia sueca aterrado ante la posibilidad de un exceso, de un riesgo que significara la eliminación o el mayor trofeo. No es que el fútbol inglés sea romántico, pero sí es por naturaleza batallador, pendenciero y mortalmente eficaz. En tiempos de Gascoigne, Inglaterra no tenía un gran equipo, pero llegó a semifinales; en tiempos de Erickson, Inglaterra tuvo un gran equipo, y se quedaron en octavos. El fracaso ni siquiera fue honorable. Fue sencillamente feo.

Rinus Michaels (Holanda 1974).- No sé si es el inventor del fútbol total –ese estilo en que cada jugador cumple todas las funciones y se multiplica de tal modo que su equipo parece que tiene más de quince hombres-, pero sí sé que su concepción y su práctica del mundo me convenció de algo: el fútbol, como cualquier arte, evoluciona, y las cualidades que antes uno tenía por exclusivamente físicas o deportivas –la velocidad, la fuerza y la resistencia- son también cualidades estéticas. Su Holanda era un equipo físico, es verdad, pero su capacidad de improvisación, su flexibilidad y armonía, la alejaban de la rigidez predominante en Europa. La demolición de Argentina es una lección artística; y la de Brasil una lección moral. Holanda no campeonó, pero fue acaso la mejor selección de toda la historia.

(Foto, from Flicker: Sócrates, el hombre orquesta de Santana)

1 comment:

BETO said...

Breve reseña histórica del suicidio deportivo-nihilista-cartesiano-humano...Mi querido Araña, después de leer tu sesudo análisis e implicancias del futbol mundial, se me ha provocado meterme un pajaso (peruanismo por: masturbarse con pateada al techo y volteada de ojos)...a tu salud ARAÑITA!!!